Notas de prensa

NUEVA VOZ DE ALERTA POR LA ELEVADA EXPOSICIÓN COTIDIANA DE LOS CIUDADANOS A SUSTANCIAS TÓXICAS

  • La Sociedad Europea de Endocrinología, con 45 sociedades científicas nacionales, entre ellas la SEEN española, piden a los políticos que revisen los protocolos por los que se autorizan los disruptores endocrinos presentes en alimentos, conservas, cosméticos, cremas solares, textiles, jabones antibacterianos y otros productos de uso común.
  • Los disruptores endocrinos son sustancias químicas capaces de alterar el normal funcionamiento hormonal de nuestro organismo y han sido relacionados con problemas de salud como daños en el desarrollo cerebral infantil, problemas de fertilidad, diabetes y cáncer de mama, entre otros.
  • Esta denuncia está en línea con la labor que viene desarrollando Hogar sin tóxicos desde hace años, con campañas de sensibilización social, publicando informes y libros, y proponiendo medidas concretas a las autoridades competentes.

Madrid, 2 de junio de 2021.Cada vez se presentan más documentos e informes que piden con toda claridad y contundencia una reducción de sustancias toxicas cotidianas para prevenir enfermedades con una muy alta prevalencia. Esta vez ha sido la Sociedad Europea de Endocrinología la que ha presentado un Libro Blanco[1] centrado en la prevención de enfermedades ligadas al sistema hormonal, en el que denuncian que una serie de sustancias químicas a las que se expone cotidianamente la población están «contribuyendo  sustancialmente a las enfermedades y discapacidad que pueden padecer las personas a lo largo de su vida, con un coste de cientos de miles de millones de euros al año». Por eso, pide a las autoridades que adopten medidas para reducir la exposición humana a estos químicos tan perjudiciales, y ponen el foco en las deficiencias de los procedimientos por los que se evalúan y autorizan. Además, solicitan que se aplique el principio de precaución, de modo que baste la existencia de cierto nivel de evidencia acerca de sus riesgos para retirarlos de la circulación sin exigir innecesarios grados de certeza.

Según Carlos de Prada, responsable de Hogar sin Tóxicos, «las autoridades deben escuchar de una vez la voz de la ciencia. Se trata de un informe de extraordinaria importancia en el que los expertos europeos en la materia nos están alertando con toda claridad sobre la seria amenaza que para la salud supone la exposición cotidiana de millones de personas a estas sustancias. Sin embargo, las autoridades llevan mucho tiempo haciendo caso omiso de informes como este, que no es el primero en el que los endocrinos, no solo a escala europea, sino también a nivel mundial, se han expresado con tal contundencia». 

Las sustancias en cuestión, según se explica en este documento, suscrito por 45 sociedades endocrinas nacionales (entre ellas la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición), son los llamados disruptores endocrinos que «son sustancias que imitan, bloquean o interfieren con las hormonas en el sistema endocrino del cuerpo» y que  se encuentran en artículos de consumo diario, incluidos detergentes, retardadores de llama, aditivos alimentarios, juguetes para niños, filtros solares, textiles, jabones antibacterianos, cosméticos, botellas de plástico, latas de conserva de metal, o pesticidas. Sustancias que pueden tener efectos, advierten, a muy bajas concentraciones, y a las que podemos exponernos a través del aire, el agua, la piel o incluso a través de la placenta o la leche materna en el caso de los niños.

Hogar sin tóxicos es una iniciativa que se integra en EDC Free Europe (Europa Libre de Contaminantes Hormonales en castellano) y que lleva años concienciando acerca de los riesgos de algunos contaminantes de acción hormonal. Carlos de Prada llama la atención sobre el hecho de que «a muchas de esas sustancias podemos exponernos cotidianamente en el propio hogar». Comenta también que «tal y como se ve en este Libro Blanco de los endocrinólogos, las autoridades no están aplicando el principio de precaución, que dicta que no es necesario llegar a tener una certeza absoluta, sino solo cierto nivel de evidencia, para actuar en defensa de la salud prohibiendo el uso de una sustancia tóxica. Con frecuencia se requiere muy poca evidencia científica para autorizar el uso de una sustancia, pero a la hora de prohibirla pareciera no bastar toda la evidencia del mundo».

Marco legislativo “incoherente e incompleto”

Los endocrinos instan a que las autoridades apliquen estrictamente el principio de precaución para reducir la exposición humana y evitar la producción, distribución y exposición a plaguicidas y otros productos de consumo que contengan sustancias sospechosas de ser disruptoras endocrinas. Piden que a la hora de restringir sustancias nocivas, como sucede en el caso de los pesticidas, no se exija un nivel de prueba a todas luces innecesario. Además, llaman la atención sobre el hecho de que aunque la población se esté exponiendo a complejas mezclas de sustancias tóxicas, las autoridades únicamente evalúen el riesgo de que las personas solo se estuviesen exponiendo a sustancias aisladas, algo que no sucede en la vida real. Denuncian que «el marco político y legislativo actual a nivel de la UE relacionado con estos contaminantes es incoherente e incompleto» dificultando la correcta identificación y, por lo tanto, la posible eliminación posterior de estos tóxicos.

«Es increíble que hasta ahora -apunta Carlos de Prada- no se hayan tenido en cuenta debidamente los informes y opiniones tanto de la Sociedad Europea de Endocrinología como de la Sociedad Endocrina mundial, a la hora de identificar y regular estos contaminantes. Porque son precisamente los mayores expertos en los efectos que pueden tener las sustancias tóxicas de acción endocrina. Algo que, como denuncian estos científicos, puede dificultar seriamente la prevención de sus posibles efectos negativos en la salud. Se están anteponiendo intereses industriales concretos a la defensa de la salud y la ciencia».

Como se explica en el informe de la Sociedad Europea de Endocrinología, las sustancias disruptoras endocrinas han sido asociadas a daños en el desarrollo cerebral de los niños, problemas de fertilidad, endometriosis, adelanto de la pubertad, desarreglos de la inmunidad, problemas respiratorios, y enfermedades importantes como problemas cardiovasculares,  obesidad, diabetes o cánceres ligados a las hormonas (como el de mama, entre otros). Preocupa especialmente la exposición a este tipo de sustancias en periodos de vulnerabilidad, como la etapa fetal en la que se pueden originar desde abortos o partos prematuros, a alteraciones que lleven a desarrollar problemas de salud posteriormente en la vida adulta.

Estos endocrinos concluyen diciendo que «la pandemia COVID-19 ha demostrado que lograr un ambiente no tóxico es más urgente ahora que nunca, particularmente en la prevención de enfermedades como la diabetes y la obesidad, condiciones que resultan en una mayor morbilidad y mortalidad». Los endocrinólogos europeos instan a que los políticos actúen, apoyándose, por ejemplo, en la ‘Estrategia de la Granja a la Mesa‘ de la Comisión Europea, que busca reducir el uso de pesticidas sintéticos e incrementar la agricultura ecológica en el continente.

Tóxicos obesógenos

Y es que otro de los grandes objetivos es potenciar la prevención de la obesidad con hábitos de vida más saludables, por lo que “se debería reducir la exposición a muchos pesticidas que contienen sustancias disruptoras endocrinas, lo cual es un factor que contribuye al desarrollo de la obesidad». Son lo que los científicos denominan “tóxicos obesógenos” y que pueden predisponer a este problema sanitario sobre todo por alteraciones hormonales en la etapa fetal, al modificar la programación del modo en el que el organismo regulará las grasas.

Para Hogar sin Tóxicos «informes como este dejan clara la importancia que en la prevención de enfermedades tienen los contaminantes químicos. Sin embargo las autoridades llevan décadas sin escuchar las alertas científicas. Algo parecido al negacionismo sobre el cambio climático pero sobre lo cual, lamentablemente, no se habla tanto».

Hogar sin Tóxicos ha elaborado amplios informes sobre contaminantes como los pesticidas alteradores hormonales, a los que la población se expone cotidianamente a través de la alimentación no ecológica. También sobre otros como los ftalatos, presentes en muchos plásticos e incluso en algunos productos de aseo personal y cosmética, pinturas, etc. O sobre el bisfenol A, al que las personas se exponen sobre todo a través de algunas latas de conservas.

Para más información:

Elena Ávila

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